Una vez tuve una mascota, era pequeñita y podía cargarla a todos lados. Recuerdo ser muy pequeño, llevaba un peinado a lo niñito bueno, con la partidura al medio y bien lengüeteado. En ocasiones Lo sacaba de su jaula la ponía frente a mi, y así me podía quedar toda una tarde, lo hacia caminar por lugares extremos con el fin de que si caía, podría atraparla con mis manos juntitas (como decía mi madre). A veces se me escapaba y se escabullía por algún lugar de la casa; debajo del refrigerador, detrás de la biblioteca, en el mueble de la cocina o cualquier rincón inaccesible a mi mano. Una vez se perdió por dos semanas, (bueno perdido decía yo por que él sabía muy bien donde estaba) solo encontrábamos con mi mama los guanos que dejaba por las noches y trozos de papel, ah y un pantalón de colegio lleno de agujeros, (supuse que seria para fabricar su camita). Cuando lo encontramos estaba todo sucio parecía haber estado de juerga durante todos los días (eso lo pienso ahora, con todo este intelecto callejero) de ausencia. Lo tome, me observo y me dio un gran mordisco,”ahhh!!!....ratón culiao” con el dolor lo solté y callo por no sé dónde. Creo que aun estaba bajo los efectos de las pastillas psicotrópicas mezcladas con todo ese alcohol que bebió durante su desaparición, quizás que monstros vio por la obscuridad, cuantos sonidos no logro escuchar cuando lo quiso, acaso podrá haber notado que nadie lo buscaba, que la peste de su jaula la aborrecía y que el alimentarlo no me apetecía ni por que fuese navidad.
Cuantas metáforas mas habrá que pensar para reconfortar mi aliento, haciéndome daño con las causas cometidas una y otra vez… no hay mas causa que me pierdo cuando no hay camino y peor aun si se te desaparece en una noche muerta. Mas fuerza no me queda, ni rostro por dar. Ahora con el grillete en la lengua pienso que no puedo volver hace cuarenta y siete días atras.
Estracto de: Noches de Existencialismo....
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