Hoy vi como el mar se tragaba el sol, parecía muy ansioso, no por eso dejaba de masticar lentamente, casi como el pasar de un caracol por la arena. La estrella de color rojo desteñido o anaranjado cálido incandescente comenzaba a despedirse de nuestra venida.
Cuando quedaba el último conchito de destello, ya no lo veía ni lo sentía majestuoso, invasor ni singular. Creo que es por que dejo de ser el sol. Por cinco minutos, y dejo como regalo el recuerdo de cinco minutos de atardecer, haciendo responsable, culpable del hecho al inestable mar. Plasmando en el tiempo un momento placer con la imagen de la postal más intima de mis cortos días.
Extracto de; necesito otras cosas (días de mar)
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