miércoles, 30 de septiembre de 2009

Ser el hombre

Ser el hombre que intenta comprender las complicidades del saber.
Siempre con peligro de desbaratarme en el embrollo de una pequeña brisa causada por el desvelo de una muda noche…
Así de trágicos fueron días aquellos, perseguidos por las debelaciones que trajo tu pequeño beso, dejándome sujeto en el intento de un suspiro anclado a la luna.
Mujer de los ojos mágicos puedo llamarte…sujeta de tus expresiones con hilos invisibles en cada parte de tu cuerpo. Atado a ti me siento. Agradezco las caricias envueltas en papel celofán. Gracias por ser el sentido…ahora seremos el legado de algo intenso, sin perder el deletreo al hablarte al oído alguna mañana cubiertos por la anaranjada burbuja que revela el secreto de tus senos.

Te amo


jueves, 10 de septiembre de 2009

Unas cuantas estrellas y una luna

Cuando se está creciendo a espaldas de no saber cómo es poder sujetarse de un par de nubes, y si se considera que están siendo no menos inertes al hacer el amor. Pareciera casi imposible el poder a travesar el final del día sin que el profundo espejo este rojo del humo; sabiendo que la sangre se expresa a más no poder en venas de pequeñas que quizás qué responsabilidad tendrán mañana. Una luna que está cada vez más alejada de sus estrellas, estrellas que no recordaran de madres ni padres. Ya no habrá, ni de hacer se volverá hablar, admitiendo que no somos más que química se comprende que todo lo que hicimos fueron rendijas que cometimos con nuestros dedos en espejos empañados. Quizás levantamos la cruz, pero por favor no vuelvas a decir no soy humano por olvidar las falsas esperanzas, es que cuando se lanzan los espasmos directos al cielo, no se pronuncian palabras de cordialidad, y tan solo por culpa de ese trueno que vino seguido de un falso y empalagoso silencio.
Así fue como nos fuimos sustentando de la nada, poniéndonos como la gran meta el todo. Lejos, fue una de las opciones que lanzo la estrella más encarnecida con mi salado cuerpo, la mentira, como método de importancia fue la Azaña de la hermana mas en huelga. Y así se fue marcando un sendero de desconsideraciones derramadas en unos cuantos baños a la pequeña que tan animal se veía. Indefensa de su tan pequeña voz, empujada por la sombra en desgracia y violada por no saber que pasa mas allá de las ruinas que rodean la cuna encaramada en una par de muñecas, tuertas y percudidas es el ejemplo de la poca importancia que se le dan a sus ahora tan poco anhelados sueños.
Unas cuantas estrellas y una luna nos dijimos en silencio. Quizás lo pensamos así por no sentir lo escueto del argumento de una madre que no se encuentra y un padre que se abandona. De hermanos que no se conocen y temen a verse desnudos. Si se camina sin despedirse no esperamos un reencuentro. Y ahora yo aquí. Ellos, nada.
Necesito extrañar, y no sé donde enseñan a sufrir. Al parecer hoy por hoy no se habla en mi corazón, necesito silencio enclaustrado en mis oídos, que me envuelvan de por vida en mi canción preferida. Un mundo más pequeño sería lo mejor, o quizás sin realidad seria menos absurdo que borrar de la mente los momentos en que caminas de gueto en gueto, para poder saborear los momentos menos humanos suponiendo que gracias a las metas tu vida tendrá un pecho más ancho que el del al lado. Es por eso que las estrellitas nacieron solas, la luna seguirá en el cielo haciendo presencia y la gran noche seguirá llorando detrás del enfermo lápiz. Enfermo, enfermo porque ya no sé escribir como antes.

Dedicado a mis tres pequeñas hermanas.

miércoles, 2 de septiembre de 2009

Ansiada locura


Inhóspitos del deseo de sentir nos fuimos asomando al sendero del pronto abandono personal. Despojado de mis nervios y aferrados a los que supuestamente me harías sentir con la punta de tu estela, me dije como si en realidad hubiera un ser dentro del humo exhalado, buscando cruzar un par de miradas que no significaran mas que de ti ya lo deseaba todo. Y así se fueron desbaratando los vaivenes de lo incierto. Un espacio en blanco que mas ruidoso no pudo ser al ansiarte como cual estrella al astronauta, y un cuerpo a su sombra.
Con sueños parecía sustentar la realidad, y el equilibrio cada vez se camuflaba más con el oscurantismo de no saber qué tan real parecía esto. Es que la insuficiencia de no saber que pasa por las venas deseosas de un reventar en el otro me vuelve un loco enfermo del amor al mirarte fijamente cada mañana de un fin de semana. Ahora se me hace inevitable el balancear las palabras de hacerte sentir la culpable de mi tan ansiada locura acaramelada. Acaramelada por los besos mas eternos de mi tan pequeño mundo.